La familia y la sostenibilidad en tiempo de crisis

Sin ser sociólogo ni pretenderlo y actuando solo como observador del medio en el que vivo, me atrevo a decir que si de algo podemos sentirnos orgullosos en nuestro país es de la fortaleza de que goza la familia como vínculo de socialización y de cohesión entre personas.

Probablemente estamos muy acostumbrados a visionar cine anglosajón en el que queda patente la concepción que de la familia tienen en esta cultura. Es evidente el espíritu de “echar a volar” de sus personajes cuando estos alcanzan la mayoría de edad. De echar a volar, de independizarse, de desvincularse, de separarse, …

En cambio, en sociedades como la nuestra, siento que está muy arraigada la familia como punto de encuentro, como refugio ante adversidades o como lugar de celebración de los éxitos.

Mucho hemos leído en la prensa acerca de la crisis económica vivida en 2008 y de como la familia (la estructura de abuelos, hijos y nietos) se convirtió, en muchos casos, en el bote salvavidas que permitió sobrevivir a infinidad de personas.

He de reconocer que aún no tengo una opinión formada al respecto, pero sospecho que, en España, el confinamiento provocado por la pandemia Covid-19 se ha sobrellevado con menos sufrimiento aquí gracias a los vínculos familiares (que en esta ocasión se han gestionado en muchos casos “telemáticamente”). 

Ante esta situación, conceptos como la conciliación entre las vidas profesional y familiar cobran una importancia mayor, son más valorados por los empleados de las empresas y probablemente han de ser gestionados con cuidado.

Llegados a este punto, propongo cuidar con esmero nuestro “activo familiar” y mantenerlo como una inversión a “largo plazo”. Probablemente, seguirá siendo de lo mejorcito que tenemos como sociedad.

 

Rafael Ayuso
Consultor Modelo efr